La creciente violencia de las pandillas en Haití está teniendo un impacto devastador en sus ciudadanos más vulnerables: los niños. Los grupos armados reclutan cada vez más a niños y niñas, ofreciéndoles necesidades básicas de supervivencia a cambio de sus vidas y su libertad. Según un informe reciente de Human Rights Watch (HRW), los niños son atraídos a estas organizaciones violentas bajo el pretexto de protección y sustento, pero lo que sigue es una vida de explotación que solo puede compararse con la esclavitud moderna.
La situación ha llegado a un punto crítico, ya que las bandas criminales han ganado el control de territorios en los que viven millones de haitianos, incluidos 500,000 niños. En medio del caos político, estos grupos criminales operan ahora con una impunidad casi total. Como resultado, los niños de Haití se ven sometidos a la fuerza a horrores inimaginables, como la explotación sexual, el trabajo forzado y la violencia.
Reclutamiento forzoso
En Haití, las pandillas han reemplazado al gobierno como principal proveedor de alimento, refugio y seguridad para muchos niños empobrecidos.
Como informó Reuters,
Las poderosas pandillas de Haití han sido Ampliando su influencia En los últimos años, mientras las instituciones estatales se han visto paralizadas por la falta de fondos y las crisis políticas, las pandillas controlan ahora un territorio en el que viven 2.7 millones de personas, incluidos medio millón de niños.
A medida que han crecido, las pandillas han incrementado el reclutamiento de niños, afirmó HRW.
El informe de HRW destaca cómo los niños se ven obligados a unirse a las bandas debido al hambre y la pobreza. A menudo, estos niños son utilizados como informantes, entrenados para utilizar armas y municiones y utilizados en enfrentamientos contra la policía, como en el caso de un niño llamado Michel, un huérfano que fue reclutado a los 8 años y al que se le entregó un rifle cargado.
Niñas atrapadas en la explotación doméstica y sexual
La situación es igualmente desgarradora para las niñas: muchas son secuestradas o forzadas a unirse a estas bandas, para luego ser abusadas sexualmente y obligadas a trabajar como esclavas domésticas. Se las obliga a cocinar, limpiar y cuidar a los miembros de las bandas, viviendo bajo la amenaza constante de violación y violencia. Las niñas que quedan embarazadas a menudo son descartadas y dejadas a su suerte en un entorno ya de por sí hostil.
Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, expresó su preocupación por la impunidad que persiste en Haití y afirmó:
“Hemos documentado historias desgarradoras de niños obligados a trabajar para pandillas: desde hacer entregas hasta recopilar información y realizar tareas domésticas bajo amenazas de violencia. Además, las niñas han sido sometidas a violaciones y violencia sexual. La desesperación de su situación es verdaderamente inquietante; muchas han sido desplazadas o no tienen a dónde ir”.
“La necesidad de recursos es urgente”
A pesar de que la ONU aprobó una misión de seguridad para ayudar a la policía de Haití a luchar contra las pandillas, los avances han sido lentos. HRW ha pedido mayores recursos para apoyar al gobierno de Haití en la lucha contra estas organizaciones criminales, garantizando que los niños tengan acceso a alimentos, educación y rehabilitación.
Piquer afirma:
“Es urgente contar con recursos para proteger integralmente los derechos de los niños y prevenir nuevos abusos y violaciones, así como poner fin a la impunidad de que gozan los perpetradores”.
Este reclutamiento no es sólo una consecuencia trágica de la pobreza, sino también una violación sistemática de los derechos humanos, que constituye una forma de esclavitud moderna según el derecho internacional. El uso de niños para el combate, el trabajo forzado y la explotación sexual refleja las prácticas básicas de la esclavitud moderna, en las que se controla y explota a las personas en beneficio de otros, a menudo mediante la coerción o la amenaza de la violencia.
Si no se toman medidas urgentes, una generación entera de niños haitianos podría perderse en este brutal ciclo de violencia y explotación.
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No pretendo ser negativo, pero la idea de arrojar dinero a los problemas de la sociedad civil de Haití se ha estado gestando durante siglos. El dinero enviado a los grupos haitianos termina en manos de las bandas descontroladas y, sin un gobierno viable y la voluntad de detenerlas, esto continuará. Haití es un problema mundial y hasta que el mundo (es decir, la ONU) encuentre una solución, nada se resolverá allí.
Nadie es más que otro para agradar a cualquier otra persona. Diles que se detengan o que deseen que lo hayan hecho ~ contrólate, si quieres. Hay más que hacer que dejarse llevar por quién carajo eres, actuando de manera de clase baja.
¡Qué terriblemente cruel e inhumano!
¿Cómo puedes siquiera contemplar una crueldad tan horrenda?
¡Protejamos a los niños para el futuro de Haití!