Son las 9 de la mañana y Sara ve a los estudiantes llegar a la escuela mientras limpia el piso. Ella los mira deseando que ella también pueda continuar su educación, pero en este punto ya ha estado trabajando durante seis horas. Y su turno, sin descansos, no terminará hasta las 11 p.m.
No recibirá un centavo por su trabajo.
Sara puede trabajar a la vista de profesores, estudiantes y personal, pero ninguno se ha dado cuenta de que es una víctima de la esclavitud moderna. Y Sara no se lo va a decir, sus traficantes le advirtieron que si le cuenta a alguien matarán a sus hijos en su país de origen.
"Como madre, ¿cómo podría perdonarme a mí misma si veía cómo mataban a mis hijos?" dijo, sintiéndose atrapada.
El BBC habló con Sara sobre su tratamiento:
No estamos usando el nombre real de [Sara] ya que sus traficantes todavía están prófugos, posiblemente en el Reino Unido.
Sara fue esclavizada por primera vez a los 16 años por su esposo, con quien se había casado días antes, y se vio obligada a trabajar tanto en su país de origen como en el Reino Unido.
Fue esclava durante más de 20 años.
Sus pies se habían hinchado y sangraban, había desarrollado artritis después de años de trabajos forzados y estaba constantemente cansada y deprimida.
Pero, temiendo la muerte de sus hijos, aguantó las condiciones y decidió huir solo cuando sintió que no tenía otra opción.
En esa etapa ya no podía caminar, tenía las piernas ennegrecidas por los moretones después de caerse en el trabajo y, de hecho, sus traficantes la dejaron morir.
Finalmente, con la ayuda de una amiga, se puso en contacto con el Ministerio del Interior que la ayudó a llevarla a una casa segura con la ayuda del Ejército de Salvación y la Ayuda para Mujeres de Black Country.
Anne Read, del Ejército de Salvación, dice que la historia de Sara "demuestra poderosamente la terrible verdad de que la esclavitud moderna está teniendo lugar ante nuestras narices en todos los rincones del país".
Sara espera poder algún día ir a la universidad, aunque todavía está separada de sus hijos que están de regreso en su país de origen.
“Quiero volver a mi país de origen y estar con mis hijos. Pero si lo hiciera, nos pondría a todos en peligro ”, dice. Su esposo, el que la traficaba al Reino Unido, también está allí.
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