Después de cinco años de conflicto, 250,000 niños, es decir, la mitad de los niños sirios en edad escolar del Líbano, no van a la escuela. Una madre lo expresó con crudeza: "Nuestros hijos crecen sin educación".
Líbano, con una población de aproximadamente 4.5 millones de ciudadanos, está luchando con el hecho de que el 25% de sus habitantes son refugiados; eso es alrededor de 1.5 millones.
Los niños mayores se ven particularmente afectados: de los 82,744 refugiados sirios registrados de entre 15 y 18 años en agosto de 2015, menos del 3 por ciento se matriculó en escuelas secundarias públicas durante el año escolar 2015-2016.
Este informe concluye que es poco probable que los niños sirios puedan ejercer su derecho a la educación a menos que el Líbano emprenda reformas que vayan más allá del marco de sus políticas educativas actuales y reciba más fondos de donantes destinados a mejorar el acceso a la escuela.
Esta es una crisis educativa inmediata. Según el derecho internacional, la educación es un derecho. Todos los niños del Líbano, incluidos los refugiados sirios, tienen derecho a la educación primaria obligatoria gratuita. La educación es especialmente crítica para los desplazados. Y los defensores dicen que cuanto más tiempo un niño permanece fuera de la escuela, menor es la posibilidad de terminar.
Los refugiados sirios en el Líbano están tomando medidas extraordinarias para garantizar que sus hijos reciban una educación. Los padres se han acercado a las escuelas que podrían permitir que sus hijos se inscriban y se endeuden para pagar los documentos, los materiales escolares y el transporte. Una refugiada en particular no pudo llevar a su hijo a la escuela, por lo que se lo llevó de regreso a Siria para asegurarle una educación. La madre dijo: "Fue una decisión fácil".
Cuando una niña de 9 años no pudo inscribirse, instaló una pequeña pizarra en el exterior de su campamento de refugiados y comenzó a enseñar a los niños más pequeños.
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