Según la BBC, miles de personas en el sudeste asiático han sido traficadas a Camboya, Myanmar y Tailandia, donde se ven obligadas a trabajar en centros de estafa en línea conocidos como "fábricas de fraude".
“Entonces supe que había venido al lugar equivocado”
Las víctimas informan que aceptan ofertas de trabajo atractivas en el extranjero, pero que les quitan el pasaporte al llegar y las obligan a cometer fraude criptográfico, lavado de dinero y apuestas ilegales.
Yang Weibin decidió viajar de Taiwán a Camboya después de ver un anuncio de trabajo para un puesto de televendedor que lo ayudaría a mantener a su familia. Fue recibido en el aeropuerto por un grupo de hombres que lo llevaron a una casa vacía y le dijeron que no podía salir. Weibin dijo: “Entonces supe que había venido al lugar equivocado, que esta era una situación muy peligrosa”.
Pasó 58 días en cautiverio antes de lograr escapar del complejo donde estaba detenido y regresar a Taiwán con el apoyo de activistas contra las estafas.
Amenazado con violencia
Muchos otros jóvenes como Weibin tienen experiencias similares y sufrieron torturas y abusos por parte de sus captores. Chi Tin, que fue traficado desde Vietnam, explicó su terrible experiencia: “Me vi obligado a hacer 15 amigos todos los días y atraerlos para que se unieran a sitios web de apuestas y lotería en línea… de estos, tuve que convencer a cinco personas para que depositaran dinero en sus cuentas de juego. […] El gerente me dijo que trabajara obedientemente, que no tratara de escapar o resistir o me llevarían a la sala de torturas… Muchos otros me dijeron que si no cumplían con el objetivo, los matarían de hambre y los golpearían”.
Mientras tanto, muchos países han lanzado campañas de educación pública para crear conciencia sobre las estafas.
Algunos han introducido la detección de personas que parten hacia destinos del sudeste asiático, por ejemplo, colocando policías en los aeropuertos para preguntar a las personas sobre los motivos de su viaje. El mes pasado, funcionarios indonesios detuvieron varios vuelos privados contratados para transportar a cientos de trabajadores a Sihanoukville en Camboya.
También han surgido en varios países grupos de voluntarios que ayudan a las víctimas a escapar y regresar a casa, como Gaso. Algunos de estos voluntarios son ex víctimas, como Weibin.
Se necesita mayor apoyo a las víctimas
Sin embargo, los esfuerzos de las autoridades para evitar que las personas viajen y busquen trabajo no son una solución al tráfico y la explotación. La necesidad económica de encontrar trabajo permanece, y hacer que sea más difícil para las personas viajar solo obligará a las personas a tomar rutas más peligrosas en el extranjero.
Peppi Kiviniemi-Siddiq, especialista en protección de migrantes de Asia-Pacífico de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU, dijo que “algunos de estos gobiernos necesitan actualizar sus leyes de trata, tener los sistemas de apoyo necesarios para las personas”.
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