En un artículo de opinión para Al Jazeera el lunes, la activista por los derechos de los migrantes Rima Kalush advirtió que los trabajadores migrantes de bajos ingresos en los estados del Golfo son los más afectados por la pandemia y deben ser incluidos en las respuestas del gobierno.
La mayoría de los trabajadores en los mercados laborales de la región son migrantes, que van desde el 60-70 por ciento en Arabia Saudita al 80-90 por ciento en Qatar.
Si bien Kalush dice que la dualidad entre los trabajadores locales y los trabajadores migrantes en el Golfo tiende a simplificarse demasiado, señala que la pandemia ha reforzado esta división de manera espectacular.
Los trabajadores migrantes están aún más sobrerrepresentados en los servicios esenciales y, como tales, continúan trabajando como limpiadores, trabajadores de la salud, trabajadores domésticos, constructores y personal de supermercados.
Pero como están excluidos de las protecciones de emergencia de las que disfrutan los nacionales, los trabajadores migrantes se encuentran gravemente desprotegidos: no pueden acceder a la atención médica, la asistencia financiera, la condonación de alquileres y otras formas de alivio.
La kafala Mientras tanto, el sistema de patrocinio que emplea a la mayoría pone sus vidas bajo el control de sus empleadores y absuelve al estado de la responsabilidad de protegerlos de los abusos, incluido el trabajo forzoso, que está muy extendido.
Si bien durante décadas los trabajadores han recurrido a las asociaciones de la diáspora en busca de ayuda, incluidos alimentos, alojamiento y viajes, incluso este último recurso ha dejado de estar disponible en gran medida debido al cierre.
En lugar de comprometerse a apoyar a los trabajadores que sostienen sus economías, Kalush señala que los estados del Golfo están recurriendo cada vez más a la repatriación masiva, abandonando a los migrantes por completo.
Rima Kalush escribe para Al Jazeera:
Estos llamados [a repatriarse] tienen eco tanto en círculos patrioteros como en círculos progresistas. “La amenaza no viene del exterior”, tuiteó un destacado activista en Bahréin, “es de nuestro interior”, refiriéndose a la población migrante del país. Actores, funcionarios y personalidades de los medios de todo el Golfo expresaron sentimientos similarmente xenófobos, recibiendo tanto censura como aprobación en respuesta.
El régimen de migración temporal del Golfo existe precisamente para escenarios como este: deshacerse fácilmente de una mano de obra cuando ya no se necesita ni se desea. Como nunca se le permitió pertenecer, el distanciamiento racializado entre clases constituye una ruptura clara, al menos para los países de acogida. Para los trabajadores migrantes, las consecuencias son casi demasiado inmensas para comprender.
Aunque se cree que kafala es un fenómeno regional, los gobiernos de todo el mundo no están haciendo lo suficiente para proteger a los trabajadores migrantes durante la pandemia.
El riesgo de explotación y esclavitud moderna, ya mayor entre los migrantes, se ha incrementado drásticamente por la pandemia y sus repercusiones globales.
A la luz de la falta de acción de los gobiernos, Freedom United lanzó la semana pasada una nueva campaña instando a los líderes a garantizar que los trabajadores migrantes puedan acceder a la atención médica y otros servicios cruciales durante la pandemia.
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