En Freedom United, hacemos campaña para acabar con el trabajo forzoso en las cárceles y las condiciones de servidumbre en las que casi 800,000 personas encarceladas en los EE. UU. están produciendo bienes y servicios para corporaciones por centavos.
En Tailandia, las autoridades están tomando medidas: prohibieron el uso de mano de obra penitenciaria para la fabricación de redes de pesca después de un amplio reporte por la Fundación Thomson Reuters citó a detenidos que dijeron que fueron obligados a trabajar bajo coacción y por poco o ningún salario. Un artículo de Thomson Reuters detalla el alcance de esta decisión.
La decisión de las instituciones correccionales en Tailandia
El Departamento de Instituciones Correccionales de Tailandia declaró que, en vista del informe de Reuters, ordenó a las prisiones no firmar nuevos contratos para la fabricación de redes. El Director General Adjunto Chan Vachiradath dijo lo siguiente en una declaración escrita:
“Existe la preocupación de que los reclusos hayan sido obligados a trabajar. Por lo tanto, el Departamento Penitenciario ha emitido órdenes para reformar el trabajo penitenciario de acuerdo con los principios de los derechos humanos”.
Vachiradath agregó que el memorando que prohíbe nuevos contratos de fabricación de redes en las cárceles se emitió el 2 de mayo, aunque no se hizo público en ese momento.
Según el material promocional del Departamento Penitenciario, el programa de trabajo penitenciario de Tailandia tenía por objeto brindar capacitación vocacional para ayudar a los detenidos a obtener un empleo remunerado después de su liberación. Sin embargo, los grupos de derechos humanos dicen que se ha convertido en un programa explotador, citando bajos salarios, duras condiciones de trabajo y el uso de castigos cuando los trabajadores no cumplen con las cuotas.
Tanto el Departamento como Khon Kaen Fishing Net (KKF), el mayor productor de redes de pesca de Tailandia, negaron el uso de trabajos forzados en las cárceles.
Cambios en el trabajo penitenciario
Algunas prisiones también anunciaron aumentos salariales inmediatos de hasta el 30% para ciertos trabajos, como la fabricación de redes de pesca, el doblado de bolsas y la costura.
Si bien los defensores de los derechos laborales acogieron con beneplácito la decisión, pidieron al gobierno que se asegure de que el salario de los trabajadores penitenciarios esté en línea con el salario mínimo legal y que permita el acceso de las agencias de inspección independientes a las prisiones. “Este es solo uno de los muchos ejemplos de cómo las corporaciones multinacionales recorren el mundo para obtener los productos de menor precio, pero se absuelven de la responsabilidad por los abusos a los derechos humanos que engendra su carrera hacia el abismo”, dijo Jennifer Rosenbaum, directora ejecutiva de la Justicia Laboral Global – Foro Internacional de Derechos Laborales. Ella también señaló:
“Este caso demuestra que el gobierno tailandés debe hacer mucho más para identificar y responsabilizar de manera efectiva a las empresas tailandesas que buscan beneficiarse del trabajo forzoso en sus cadenas de suministro”.
En los EE. UU., las personas encarceladas en programas de la industria penitenciaria en todo el país generaron bienes y servicios por valor de $ 2.09 mil millones en 2021. Al igual que en Tailandia, se les obliga a trabajar por centavos. El trabajo penitenciario es inherentemente coercitivo y explotador, y los trabajadores encarcelados no están protegidos por las leyes laborales estándar, incluido el salario mínimo, la protección de horas extra, el derecho a sindicalizarse y las garantías de seguridad en el lugar de trabajo.
Firma la petición y pide el fin de la esclavitud en las cárceles de EE. UU. aquí.
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