Indonesia se está moviendo para asegurar sus pesquerías bajo el presidente Joko Widodo, una extensión del nacionalismo de recursos que ha afectó a casi todas las industrias, desde la minería hasta el aceite de palma, en la nación insular.
Pero no se trata solo de recursos naturales; también se trata de trata y abuso laboral.
Debido a que la industria pesquera en el sudeste asiático está poco regulada, es difícil encontrar el número exacto de víctimas. Pero hay indicios de que es enorme.
Una sola investigación de 2016 realizada por el Associated Press descubrió 4,000 pescadores, de Myanmar, Camboya y Tailandia, que estaban siendo objeto de trata en las islas Maluku de Indonesia. Una investigacion diferente, también de 2016, de la Organización Internacional para las Migraciones, habló con más de 1,100 víctimas de trata en Indonesia.
Paul Dillon, de la OIM, dijo: “Los hombres trabajan en condiciones que recuerdan más al siglo XI que al XXI. Los golpean con garfios y colas de mantarraya, pasan hambre y se les priva del sueño, y cerca del 11 por ciento de los entrevistados dijeron que trabajaban más de 21 horas al día. Los propios barcos [donde se produce la trata de personas] se dedican a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Muchos simplemente están aspirando los mares y desestabilizando las poblaciones de peces, lo que está haciendo quebrar empresas legítimas y arruinando las economías costeras que sostienen a decenas de millones de indonesios comunes y corrientes ”.
El Ministerio de Pesca de Indonesia estima que la pesca ilegal cuesta 30 billones por año. En 2016, el Ministerio de Pesca anunció una auditoría de derechos humanos relacionados con la trata de personas en los mares, pero los resultados aún no se han publicado.
El ministro estimó que hay "aproximadamente 250,000 tripulaciones indonesias en buques extranjeros que operan en todos los continentes que permanecen desprotegidos".
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