En febrero de este año, 207 víctimas de la esclavitud moderna fueron rescatadas de una plantación de uvas en Bento Gonçalves, Rio Grande do Sul.
Estos hombres habían estado cosechando uvas para algunos de los viñedos y productores de vino más conocidos de Brasil. Fueron atraídos a trabajar con promesas de buenos salarios y beneficios solo para cumplir con la servidumbre por deudas, el encarcelamiento y el abuso. En las semanas siguientes, 267 trabajadores explotados más fueron rescatados de las áreas circundantes, siguiendo una tendencia de aumento de los incidentes de esclavitud desde 2020.
La financiación insuficiente crónica obstaculiza los esfuerzos contra la esclavitud
La administración actual de Brasil se ha comprometido a priorizar la lucha contra la esclavitud moderna con una mayor aplicación y mediante el fortalecimiento de sus políticas de inspección laboral para proteger mejor a los trabajadores de las condiciones de la esclavitud moderna. A pesar del compromiso del gobierno de abordar la esclavitud moderna, la falta de financiación y la falta de conciencia entre los empleadores y los trabajadores significa que la práctica continúa con pocas consecuencias.
Durante la presidencia de Jair Bolsonaro (2019-2022), el presupuesto anual promedio para operaciones contra la esclavitud moderna fue de USD 5.7 millones, un 47.3 % inferior al de los gobiernos precedentes. Durante el primer año de gobierno de Lula, 2023, el presupuesto será de USD 6.5 millones, un aumento del 44 % con respecto al año anterior. Sin embargo, a todas luces, tal presupuesto de inspección en un país tan vasto como Brasil, con una fuerza laboral total de 105 millones, no permite abordar adecuadamente la esclavitud moderna.
Falta de conciencia sobre la esclavitud moderna
La mayoría de estos incidentes de esclavitud moderna en Brasil están presentes en comunidades rurales que a menudo son remotas y difíciles de vigilar para las autoridades. Un factor que contribuye a la cultura en torno a la esclavitud moderna en Brasil es la mala situación económica, las víctimas parecen tan inconscientes del crimen como los perpetradores. Por lo general, los empleadores no se preocupan debido a la falta de consecuencias graves relacionadas con la falta de cumplimiento.
Un estudio de la Universidad Federal de Minas Gerais encontró que, de las 2,679 personas o empresas acusadas de esclavitud moderna entre 2008 y 2019, solo el 4.2% fueron condenados y sus veredictos fueron confirmados en apelación. Cuando los fiscales presentan cargos, los procedimientos judiciales son largos, a menudo de hasta diez años, durante los cuales el acusado puede continuar operando.
A pesar de los compromisos asumidos por la administración actual, está claro que aún se deben realizar avances significativos para combatir de manera efectiva las condiciones similares a la esclavitud moderna en Brasil.
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