El año pasado, Deutsche Welle informó que cada 30 minutos una mujer en Kirguistán es secuestrada, a menudo a plena luz del día, y obligada a casarse con un hombre al que apenas conoce. Se llama "Ala kachuu" en kirguís, que se traduce como "agárrala y corre".
Sin embargo, una mujer kirguisa, Svetlana Dzardanova, está luchando contra la práctica a través de una nueva campaña llamada "¡Ala kachuu no es genial!" Estuvo peligrosamente cerca de ser secuestrada cuando era estudiante en Bishkek, la capital de Kirguistán, cuando varios jóvenes intentaron secuestrar a su amiga y compañera de cuarto.
“En la televisión, el secuestro de novias parece estar muy lejos del destino personal. Pero cuando sucede en su proximidad inmediata, cambia su forma de pensar. Realmente me afectó ”, dijo Svetlana.
Quantara.de informes:
La paradoja de “Ala kachuu” [es que] incluso las mujeres miembros de la familia del secuestrador, que a menudo han sido forzadas a contraer matrimonio, se convierten en perpetradores durante esta práctica patriarcal. Su trabajo es persuadir a la mujer secuestrada en la casa del secuestrador para que acepte el matrimonio.
La "novia" a menudo apenas conoce a sus secuestradores, si es que los conoce. Está detenida y, en algunos casos, incluso violada.
El regreso a la casa de los padres, en cambio, se vuelve imposible después de pasar una noche en la casa del desconocido. El estigma social sería demasiado grave. Por lo tanto, las mujeres a menudo no contradicen su destino.
A pesar de que incluso en Kirguistán independiente el matrimonio forzado es un delito punible por ley, esa privación de libertad rara vez termina en un proceso penal. Un proverbio kirguís resume esta impotencia: “Un buen matrimonio comienza con lágrimas”.
Para lidiar con el problema, Svetlana decidió que necesitaba educar a los niños sobre los peligros del "ala kachuu". Ella y algunos simpatizantes organizaron un curso de capacitación de cuatro días para escolares de los suburbios de Bishkek, donde salió a la luz que muchos estudiantes conocían personalmente a víctimas de secuestros e incluso a hombres involucrados en secuestros.
Al final del curso, dijo que muchos estudiantes varones decidieron que no querían ser parte de los secuestros e incluso protegerían a las mujeres en riesgo.
Además del taller, Svetlana también ha ayudado a producir folletos informativos en ruso y kirguís para niños y niñas que se han distribuido en más de 40 escuelas y siete ciudades de todo el país.
La noticia de la campaña incluso se ha extendido al vecino Kazajstán, donde “ala kachuu” también es un problema. Svetlana dice que está orgullosa del progreso que se ha logrado hasta ahora y que espera que "este sea solo el primer paso para mí para ofrecer soluciones a este problema social".
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Dios te bendiga Svetlana.
¡Qué monstruosidad!
Svetlana, felicitaciones por el trabajo que llevas adelante. Dios te bendiga.
Suerte te deseo desde Olavarría, Provincia de Buenos Aires, Argentina.