En lo que antes habría sido solo un sueño, Mohammed Zaman, un sobreviviente de la esclavitud moderna, llevó la antorcha olímpica durante los Juegos Paralímpicos de París. Este momento fue el resultado de una larga batalla por sus derechos en el Reino Unido que finalmente le permitió viajar. El viaje de Zaman, que se extendió durante casi dos décadas, está marcado por años de luchas legales, trabajo voluntario en grandes eventos deportivos y ahora ha llegado a un símbolo de su inquebrantable determinación.
Una lucha por la libertad y el reconocimiento
Zaman llegó al Reino Unido desde Bangladesh en 2005, con una visa de trabajo válida y un empleo en un restaurante de Londres. Sin embargo, su oportunidad aparentemente prometedora tomó un giro oscuro Su empleador le confiscó el pasaporte y lo obligó a trabajar horas extenuantes por poco dinero, bajo la amenaza inminente de ser deportado. Sintiéndose atrapado e indefenso, el visado de Zaman expiró, dejándolo en una situación vulnerable.
A pesar de haber logrado escapar de sus explotadores, Zaman enfrentó años de incertidumbre mientras luchaba por resolver su situación migratoria. El voluntariado en eventos importantes como los Juegos Olímpicos de Londres y el Jubileo de Platino de la Reina Isabel II le ofreció consuelo, propósito y un sentido de comunidad en medio de sus constantes disputas legales.
Un símbolo triunfante
En reconocimiento a su extensa labor voluntaria, Zaman fue nominado para llevar la antorcha olímpica en París. Aunque inicialmente estaba previsto que lo hiciera el mes pasado, su momento de triunfo se topó con un obstáculo cuando se dio cuenta de que su pasaporte bangladesí había expirado hacía tiempo, lo que provocó un retraso. Con su permiso de residencia finalmente concedido y un documento de viaje de emergencia en la mano, Zaman llevó la antorcha el 28 de agosto, simbolizando no solo su viaje sino también la incansable lucha por la justicia que enfrentan los sobrevivientes de la esclavitud moderna.
Compartió con Anna O'Neill de la BBC,
“Normalmente agosto es la época del año en la que me siento más triste, porque me recuerda a cuando llegué al Reino Unido y mi situación seguía igual”, me dijo mientras nos dirigíamos a la capital francesa.
“Pero este año no. Todo ha cambiado drásticamente. Tengo mi permiso de residencia y estoy a punto de correr con la antorcha olímpica en París. Es un gran honor”.
En París, Zaman compartió su poderosa historia con sus compañeros voluntarios, profundamente conmovido por su determinación y persistencia.
La historia de Zaman es un poderoso recordatorio de los inmensos desafíos que enfrentan los sobrevivientes de la esclavitud moderna y la urgente necesidad de recibir apoyo integral. Su momento bajo los reflectores portando la antorcha olímpica significa una victoria no solo para él sino para todos aquellos que luchan incansablemente contra la explotación y el abuso.
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La historia de Zaman es un poderoso recordatorio de los inmensos desafíos que enfrentan los sobrevivientes de la esclavitud moderna y la urgente necesidad de recibir apoyo integral. Su momento bajo los reflectores portando la antorcha olímpica significa una victoria no solo para él sino para todos aquellos que luchan incansablemente contra la explotación y el abuso.
Qué historia tan inspiradora. Hay que poner fin a la basura de derechas que surge de ciertos grupos políticos. Kier, ¿estás preparado para esto? El Partido Laborista debe estar a la altura del desafío.
¡Qué historia tan maravillosa e inspiradora! Me alegra mucho que haya un final feliz para Zaman, pero su historia es especial porque es un hombre excepcional. Me preocupan todas esas mujeres, hombres y niños que no tienen su personalidad de fuerza de la naturaleza y que se pierden en un sistema que parece mirar hacia otro lado. Todos podríamos hacer algo, pero muy pocos quieren hacerlo. ¡Es muy triste!
Esta es una historia hermosa que me conmueve. Sé por cuántas dificultades pasan la mayoría de los inmigrantes. Me alegra que esto tenga un final feliz. Ayudé a crear Welcoming Network en mi ciudad natal de Santa Cruz, California. Estamos viendo el éxito que conlleva ayudar a los solicitantes de asilo. ¡Ustedes son mis héroes!
Da iawn ti, Zaman! (Más o menos, '¡Bien hecho, Zaman!').